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La toxina botulínica o más comúnmente conocida como bótox, es un arma terapéutica fundamental en la consulta diaria, básicamente por ser un producto inocuo, de efectos rápidos y sorprendentes. Es una proteína (en concreto una neurotoxina) que actúa sobre las terminales nerviosas de los músculos. Produce un bloqueo de los receptores de los músculos de manera que estos no reciben la orden de contraerse y conseguimos así una relajación de la musculatura con la consiguiente desaparición de las arrugas derivadas de la contracción muscular. En la cara son las llamadas arrugas de expresión.
En Medicina Estética hay tres tipos comerciales específicos para este uso pero todos tienen la misma molécula activa a pesar de ser diferentes toxinas. Son:
Las tres marcas son de alta calidad y vienen respaldadas por múltiples estudios con evidencia científica en cuanto a eficacia y seguridad. En Clínica Áureo utilizamos los tres tipos y decidimos cual aplicar tras un examen exhaustivo del paciente para obtener los resultados más satisfactorios.
La toxina botulínica se viene utilizando para tratar patologías en diferentes especialidades desde hace muchos años. (Neurología, Oftalmología, Dermatología…). Sus aplicaciones en Medicina Estética son múltiples, las más habituales son para el tercio superior de la cara:
También pueden usarse para tercio medio e inferior de la cara, si bien aquí su uso es más limitado en cuanto a resultados y precisa de un conocimiento y manejo exhaustivo de la técnica y de la anatomía de la zona, por lo que sólo deben realizarlo médicos formados y con experiencia en estas técnicas más avanzadas:
El tratamiento de toxina botulínica consiste en infiltraciones mediante una pequeña aguja en las zonas específicas que queremos relajar. No necesita anestesia por ser prácticamente indoloro y se realiza en unos 20-30 minutos.
Los pacientes se incorporan a su rutina habitual inmediatamente. El único aspecto a tener en cuenta y en el que Clínica Áureo hace hincapié es que durante 4 horas no debe acostarse ni tocarse la zona donde se ha inyectado la toxina, eso implica no desmaquillarse, ponerse cremas o lavarse la cabeza. Puede realizar ejercicio en ese periodo pero no es recomendable por mayor probabilidad de hematomas al aumentar la fluencia de sangre y porque es fácil descuidarse y tocarse la cara mientras se realiza deporte.
Los efectos relajantes de la toxina dependen de la dosis aplicada y empiezan a producirse entre 24 y 48h después de su infiltración, alcanzando su efecto máximo entre 5 y 7 días después de la inyección.
La duración varía en función de diferentes factores: la dosis utilizada, la zona tratada, el tipo comercial y, sobre todo, las características intrínsecas del paciente. Hay personas con mucha potencia muscular o con un movimiento muy continuo o marcado de sus gestos, esto nos determinará una menor duración del efecto del bótox.
En general podemos considerar que a partir de los 3 - 4 meses de su aplicación el paciente empieza a notar que vuelve a “mover” más sus músculos y que a partir de los 6 meses ya tiene una contracción muscular casi normal. Antes de los 4 meses no es aconsejable repetir el tratamiento pero pasado este periodo se puede volver aplicar bótox sin problema.
Cabe destacar el efecto preventivo de la toxina botulínica, el hecho de que la musculatura no tenga tanta fuerza a la hora de gesticular hace que no se rompa tanto la piel y que, por tanto, se prevenga la aparición de arrugas. Es por este motivo que la primera vez que se pone bótox el efecto puede durar menos tiempo pero con los posteriores tratamientos el músculo va perdiendo fuerza y cada vez dura más su efecto.
Si se hace una buena selección del paciente y una buena técnica los efectos adversos de este tratamiento son muy poco probables y además no son graves. A parte de la posible aparición de hematomas por la inyección (que además es poco frecuente por utilizarse agujas muy finas), debemos nombrar la ptosis palpebral. Esto es una caída de la ceja o del párpado por parálisis de la musculatura, este efecto secundario se puede evitar utilizando la dosis correcta y manteniendo unos márgenes anatómicos de seguridad, pero si se llega a producir tiene una duración de unas 3- 4 semanas.