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La reducción de mamas o MAMOPLASTIA DE REDUCCIÓN consiste en reducir el volumen del pecho y el peso del mismo, logrando de nuevo la firmeza de los senos.
Se trata de una intervención dirigida a mujeres con pecho con un gran tamaño, caído y que en ocasiones produce problemas de salud, como dolor de espalda, problemas respiratorios o deformidades en el esqueleto. En la misma intervención también se reduce el tamaño de la areola, en caso de ser necesario, para que el resultado quede en consonancia con el pecho. En este caso, las mujeres que tengan previsto dar el pecho deben tener en cuenta que es mejor hacer la intervención después del periodo lactante.
En caso de sobrepeso de la paciente es aconsejable perder peso antes de la intervención para obtener mejores resultados.
El método más utilizado para esta cirugía consiste en hacer una incisión para retirar el exceso de tejido, de grasa y de piel restante, y mejorar la posición de la areola para que quede acorde con el pecho. La técnica puede variar en función de cada paciente, y será el cirujano quien decida cómo intervenir.
La mamoplastia de reducción, requiere anestesia general y tiene una duración de entre dos y tres horas, aunque puede variar en función del caso. La estancia en clínica tras la intervención suele ser de un día aproximadamente.
Tras la intervención se recomienda usar un sujetador deportivo que después de unos días será substituido por un sostén quirúrgico más suave. Es normal sentir molestias durante los primeros días, y notar una pérdida de sensibilidad en el pezón y la areola, que se vuelve a recuperar pasado un tiempo.
Requiere un cuidado estricto de las cicatrices, ya que de ello depende que puedan quedar marcas o no tras la cirugía.
